LA LETRA Y LA MÚSICA: Hojas de otoño (La hojas muertas), por Ancrugon



“Hojas de otoño” (Autumn Leves) es una canción muy popular y conocida por todo el mundo. La versión original es francesa “Les feuilles mortes” (Las hojas muertas), basada en una partitura de Josph Kosma, compositor de origen húngaro, pero de nacionalidad francesa, alumno de Bartók, cuya canción más conocida fue “Les feuilles mortes”,  sobre un poema de Jacques Prévert, un gran poeta del surrealismo francés y cuyo estribillo se convirtió en un tema clásico del jazz con el título en inglés, “Autumn Leaves”.

Jacques Prévert

Oh! je voudrais tant que tu te souviennes, // des jours heureux où nous étions amis, // en ce temps-là, la vie était plus belle, // et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui. // Les feuilles mortes se ramassent à la pelle, // tu vois, je n'ai pas oublié. // Les feuilles mortes se ramassent à la pelle, // les souvenirs et les regrets aussi. // Et le vent du Nord les emporte, // dans la nuit froide de l'oubli. // Tu vois, je n'ai pas oubli // la chanson que tu me chantais... // C'est une chanson qui nous ressemble, // toi qui m'aimais, moi qui t'aimais. // Nous vivions tous les deux ensemble, // toi qui m'aimais, moi qui t'aimais. // Mais la vie sépare ceux qui s'aiment, // tout doucement sans faire de bruit. // Et la mer efface sur le sable, // les pas des amants désunis. // Les feuilles mortes se ramassent à la pelle, // les souvenirs et les regrets aussi // mais mon amour silencieux et fidèle // sourit toujours et remercie la vie. // Je t'aimais tant, tu étais si jolie. // Comment veux-tu que je t'oublie ? // En ce temps-là, la vie était plus Belle // et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui. // Tu étais ma plus douce amie // mais je n'ai que faire des regrets // et la chanson que tu chantais, // toujours, toujours je l'entendrai !


Oh! De verdad, espero que recuerdes // aquellos días en los que éramos amigos. // En aquellos momentos la vida era más bella // y el sol brillaba más que ahora. // Las hojas secas se amontonan en el rastrillo. // Como ves, no he olvidado... // Las hojas secas en el rastrillo se amontonan, // como lo hacen los recuerdos y lamentos, // y el viento del norte los acarrea // al olvido de la noche fría. // Como ves, no he olvidado // la canción que solías cantarme. // Es una canción que nos asemeja. // Tu me amabas y yo te amaba // y ambos vivimos juntos. // Tu me amabas y yo te amaba. // Pero la vida separa a aquellos que se aman, // suavemente, sin hacer ruido, // y el mar borra de la arena // las pisadas de los amantes separados. // Las hojas secas se amontonan en el rastrillo // como lo hacen los recuerdos y lamentos, // pero mi amor, silencioso y fiel, // siempre sonrie y esta agradecido de por vida. // Te ame tanto, eras tan bella // ¿cómo quieres que te olvide? // En aquellos momentos la vida era más bella // y el sol brillaba más que ahora. // Tu eras mi dulce amiga. // Pero yo solo me he lamentado. // Y la canción que solías cantar, // siempre, siempre la escucho!

La primera versión data de 1945, a cargo de Yves Montand, cantante y actor francés de origen italiano, cuyo nombre original era Ivo Livi y cuyos padres, unos campesinos bastante pobres, se trasladaron de Italia a Francia huyendo del régimen fascista de Musolini. A partir de ahí Montand tuvo una vida digna de novela: creció en Marsella, donde trabajó de peluquero, de cargador en los muelles del puerto y como cantante de opereta en un music-hall, y allí lo descubrió Édith Piaf quien lo convirtió en su amante y le dio el impulso a su carrera musical. Pero donde realmente alcanzó el éxito fue en el cine. En 1951 se casó con la famosa actriz Simone Signoret, con quien vivió un matrimonio bastante estable, en apariencia, hasta la muerte de ella en 1985. Sin embargo a Montand se le conocen variados amoríos que llenaron las páginas de las revistas rosas de la época, por ejemplo, con Marilyn Monroe, concibiendo, incluso, su único hijo reconocido con su propia asistente. Montand murió en 1991 durante el rodaje de su última película. Aquí podemos oírlo en su versión de “Les feuilles mortes” que se dio a conocer en la película “Les portes de la Nuit” de 1946:  

El compositor estadounidense Johnny Mercer escribió la versión inglesa a la que tituló “Autumn Leaves” (Hojas de otoño) en 1947 y que fue interpretada por primera vez por la cantante Jo Stafford:

The falling leaves / Drift by the window / The autumn leaves / All red and gold / I see your lips / The summer kisses / The sunburned hands / I used to hold. / Since you went away / The days grow longer… / And soon I'll hear / Old winter songs / But I miss you most of all / My darling, when autumn leaves start to fall... / Since you went away / The days grow longer… / And soon I'll hear / Old winter songs / But I miss you most of all / My darling, when autumn leaves start to fall...


La caída de las hojas / La deriva por la ventana / Las hojas de otoño / Todas de color rojo y oro / Veo tus labios / Los besos de verano / Las manos quemadas por el sol / Que yo solía tener. / Desde que te fuiste / Los días se hacen más largos ... / Y pronto voy a escuchar / Viejas canciones de invierno / Pero te extraño, sobre todo, / Mi amor, cuando el otoño las hojas comienzan a caer ... / Desde que te fuiste / Los días se hacen más largos ... / Y pronto voy a escuchar / Viejas canciones de invierno / Pero te extraño, sobre todo, / Mi amor, cuando el otoño las hojas comienzan a caer ...

Jo Elizabeth Stafford nació en Coalinga, California. Aunque en su juventud quería ser cantante de ópera, por lo que estudio canto en su infancia. Sin embargo, a causa de la Gran Depresión, abandonó esa idea y se unió a sus hermanas Christine y Pauline para formar un grupo vocal de música popular, "The Stafford Sisters", llegando a trabajar incluso con Fred Astaire. Cuando sus hermanas se casaron, el grupo se disolvió y Stafford se unió a un nuevo conjunto, The Pied Pipers, que llegó a ser muy popular trabajando tanto en radio como en cine. En 1944 Stafford dejó a The Pied Pipers para iniciar una carrera en solitario y comenzó trabajando para los soldados del frente en la Segunda Guerra Mundial, quienes le pusieron el mote de “Gi Jo”. En la década de 1950 consiguió varios éxitos junto a Frankie Laine que llegaron a estar en las listas de éxitos de los Estados Unidos. Pero su mayor esplendor como cantante lo consiguió junto a Weston. Falleció en Century City (Los Ángeles), California, en el 2008 a los 90 años de edad.


A partir de ese momento se fueron sucediendo las versiones de esta canción. En 1950, la controvertida y famosa cantante francesa Edith Piaf realizó dos versiones, una en francés y otra en inglés, para el programa radifónico “The Big Show”, dirigido por Tallulah Bankhead. Aquí podemos escuchar la versión en inglés de esta fabulosa cantante francesa:
En 1956 se estrenó la película “Las hojas de otoño”, protagonizada por Joan Crawford, donde puede escucharse esta canción interpretada por el sublime Nat King Cole:

Muchas han sido las versiones que se han hecho de esta canción a cargo de los más variopintos intérpretes, por lo que sería muy extenso, e incluso pesado, hacer una relación de todos ellos, pero, como ejemplos, podemos destacar algunos que, por diversas cuestiones, son dignos de mencionar.

Este tema también fue un referente importante para la música de jazz, incluso para los instrumentales, como podemos comprobar en la versión de 1958 del músico Julian "Cannonball" Adderley, con la contribución de Miles Davis, que apareció en el mítico álbum “Somethin' Else”, grabado por el sello Blue Note que es considerado por la crítica como uno de los mejores álbumes de jazz de todos los tiempos:


Sin ir más lejos en el tiempo, allá por el año 1962, el insuperable Frank Sinatra nos regalaba con esta breve interpretación desde Royal Festival Hall de Londres. No se lo pierdan, vale la pena…


Tres años más tarde, la cantante francesa de voz dulce y aterciopelada François Hardy hizo esta versión de la que, según sus propias palabras, no quedó nada contenta y odiaba escuchar a causa del acompañamiento musical… Ustedes juzgarán…


En 1966, grabó su álbum “Je m’appelle Barbra” en lengua francesa, donde aparece una deliciosa versión de la canción que nos ocupa. Disfrútenla…


Otra francesa inmortal, Juliette Greco, realizó su propia aportación que en esta grabación podemos saborear en directo desde un concierto en Berlín en 1967:


Y ya por los años 70, la voz americana de la libertad y la revolución, Joan Baez, hizo su aportación a la gloria de este tema interpretándolo, con su estilo peculiar, en francés:



Claro que versiones siempre hay para todos los gustos y no me resisto a dejar en el olvido una totalmente rompedora de una de las cantantes más provocadoras de su época y que creó escuela, como más tarde se ha visto. Me refiero a Grace Jones, quien nos la canta en francés dentro de su álbum “Fame”, de 1978. Es una versión un poco larga, pero os aconsejo que la escuchéis, es, simplemente, diferente…:


También hay interpretaciones en las que es difícil encontrar la original, como ocurre con la versión de la cantante de jazz y soul norteamericana Eva Cassidy, como podéis comprobar:


Y para concluir con la recopilación de versiones, he dejado para el final la de uno de los grandes del rock, Eric Clapton, el enorme guitarrista con voz opaca pero llena de sensibilidad, una voz otoñal, pero con experiencia que nos evoca otros momentos más primaverales de nuestras vidas… Esta grabación es bastante reciente, nada menos que del 2010… Comprobar que aunque su voz ha cambiado con el tiempo, no así su guitarra… los solos son magníficos…


Pero antes de despedirnos, me resisto a marcharme sin dejaros un poema. Se titula “Recuerdo y elegía de una canción francesa”, es de Jaime Gil de Biedma y, sí, habéis acertado, está dedicado a nuestra “Les feuilles mortes”. Deleitaros con él y hasta la próxima canción…

c' est une chanson
qui nous ressemble
kosma y prévert: les feuilles mortes
Os acordáis: Europa estaba en ruinas.
Todo un mundo de imágenes me queda de aquel tiempo
descoloridas, hiriéndome los ojos
con los escombros de los bombardeos.
En España la gente se apretaba en los cines
y no existía la calefacción.
Era la paz -después de tanta sangre--
que llegaba harapienta, como la conocimos
durante cinco años.
Y todo un continente empobrecido,
carcomido de historia y de mercado negro,
de repente nos fue más familiar.
¡Estampas de la Europa de post-guerra
que parecen mojadas en lluvia silenciosa,
ciudades grises adonde llega un tren
sucio de refugiados: cuántas cosas
de nuestra historia próxima trajisteis, despertando
la esperanza en España, y el temor!
Hasta el aire de entonces parecía
que estuviera suspenso, como si preguntara,
y en las viejas tabernas de barrio
los vencidos hablaban en voz baja...
Nosotros, los más jóvenes, como siempre esperábamos
algo definitivo y general.
Y fue en aquel momento, justamente
en aquellos momentos de miedo y esperanzas
-tan irreales, ay- que apareciste,
oh rosa de lo sórdido, manchada
creación de los hombres, arisca, vil y bella
canción francesa de mi juventud!
Eras lo no esperado que se impone
a la imaginación, porque es así la vida,
tú que cantabas la heroicidad canalla,
el estallido de las rebeldías
igual que llamaradas, y el miedo a dormir solo,
la intensidad que aflige al corazón.
Cuánto enseguida te quisimos todos!
En tu mundo de noches, con el chico y la chica
entrelazados, de pie en un quicio oscuro,
en la sordina de tus melodías,
un eco de nosotros resonaba exaltándonos
con la nostalgia de la rebelión.
Y todavía, en la alta noche, solo,
con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida,
otra vez más sans faire du bruit tus músicas
suenan en la memoria, como una despedida:
parece que fue ayer y algo ha cambiado.
Hoy no esperamos la revolución.
Desvencijada Europa de post-guerra
con la luna asomando tras las ventanas rotas,
Europa anterior al milagro alemán,
imagen de mi vida, melancólica!
Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos,
aunque a veces nos guste una canción.

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