LA LETRA Y LA MÚSICA: Cecilia y sus espejismos, por Eva Sion
Seguramente, para aquellas personas que
hoy disfrutan de su pletórica juventud, el nombre de Cecilia no les dirá mucho,
o prácticamente nada, aunque algunas de sus composiciones continúen estando tan
frescas como cuando fueron creadas y ciertas versiones de ellas alcancen algún
que otro éxito en la actualidad, interpretadas por otras voces, sin embargo,
esta mujer, que realmente se llamaba Evangelina Sobredo Galanes, ocupó un lugar
predominante en la música española de la década de los setenta y sus letras
fueron coreadas por los jóvenes seguidores de aquella época, con idéntica
entrega como los fans de hoy lo hacen con sus estrellas mucho más modernas.
Seguramente, para aquellas personas que
hoy disfrutan de su pletórica juventud, el nombre de Cecilia no les dirá mucho,
o prácticamente nada, aunque algunas de sus composiciones continúen estando tan
frescas como cuando fueron creadas y ciertas versiones de ellas alcancen algún
que otro éxito en la actualidad, interpretadas por otras voces, sin embargo,
esta mujer, que realmente se llamaba Evangelina Sobredo Galanes, ocupó un lugar
predominante en la música española de la década de los setenta y sus letras
fueron coreadas por los jóvenes seguidores de aquella época, con idéntica
entrega como los fans de hoy lo hacen con sus estrellas mucho más modernas.
Cecilia, nombre adoptado de la canción de
Simón & Garfunkel que por aquellos tiempos hacía furor, nació en el seno de
una familia acomodada e influyente en la localidad de El Pardo, Madrid, un 11
de octubre de 1948. Hija de un diplomático, ella y sus siete hermanos recibieron
una educación esmerada y cosmopolita, pues vivieron en diversos países como
Reino Unido, Estados Unidos, Portugal, Argelia o Jordania, por lo que dominaba
el inglés igual que el español, defendiéndose bien en otros idiomas, y era conocedora
de diversas culturas, lo que le dio ese carácter abierto, libre y rebelde que
caracterizaría su obra posterior.
Dicen que una monja norteamericana,
profesora de la muchacha en sus años Yankees, fue la impulsora de su carrera
musical, no lo podemos asegurar, pero lo que sí sabemos a ciencia cierta es el
disgusto que les dio a sus atildados progenitores cuando les informó sobre su
decisión de dejar los estudios de Derecho, más acorde a su posición social,
para dedicarse al mundo de la farándula… Eso que salimos ganando el resto…
Pero los sobresaltos para una familia tan
apegada al régimen del momento no acababan nada más que a empezar, pues la niña
les salió contestataria y le dio por escribir canciones con unas letras de
bastante calidad poética y muy por encima de lo que en aquellos momentos se
hacía en este país de fiesta y pandereta y, no contenta con ello, las rellenó
de una carga existencialista y de protesta que no encajaban en nada con lo que
su estirpe representaba.
Allá por el año 1970 grabó su primer disco
sencillo que, para quienes no los hayan conocido, eran unos pequeños discos de
vinilo con sólo dos canciones, una, la que se deseaba lanzar a la fama, por la
cara “A”, y otra por la cara “B”, las cuales estaban grabadas a 45 revoluciones
por minuto; luego había, entre otros, los LP o larga duración, que podían durar
hasta 45 minutos por cada cara y donde se grababan sobre veinte canciones,
dependiendo de la duración, a 33 revoluciones. Bueno, pues lo dicho, allá por
el año 1970 grabó su primer sencillo junto con Nacho Saez de Tejada, quien
luego formaría parte del grupo “Nuestro Pequeño Mundo”, y Julio Seijas, quien
se agruparía con “La Compañía”, titulado Expresión
y que contenía dos canciones cantadas en inglés: Try catch the sun y Have you
ever had a blue day?, las cuales, la verdad, casi nadie recuerda.
Un año después apareció su primer sencillo en solitario,
que tampoco tuvo un éxito muy importante, pero que supuso una declaración de lo
que iba a ser su estilo, el cual quedaría patente en su primer LP, grabado en
1972, titulado Cecilia y donde entre
otras canciones, tanto en español como en inglés, aparecía su primer gran éxito
Dama, dama que, curiosamente,
apareció como cara “B” del sencillo por miedo a la censura del régimen
franquista, y que trataba del espejismo que suponía las apariencias de una
mujer, rica, creyente, culta y amante esposa quién, sin embargo, se dejaba
llevar por los instintos y engañaba a su marido con un “vividor”. Con ella
quería hacer una crítica de la hipocresía de esa burguesía dominante que
defendía unas ideas y practicaba otras muy distintas y a la cual ella conocía
bien pues se había movido siempre entre sus componentes. Esta canción fue
considerada una provocación que no le granjeó muchas amistades entre unos, pero
sí sinceras simpatías entre otros:
Puntual cumplidora // del
tercer mandamiento, // algún desliz inconexo, // buena madre y esposa // de
educación religiosa.
Y si no fuera por miedo, //
sería la novia en la boda, // el niño en el bautizo, // el muerto en el entierro,
// con tal de dejar sello.
Dama, dama, de alta cuna, //
de baja cama, // señora de su señor, // amante de un vividor. // Dama, dama,
que hace // lo que le viene en gana, // esposa de un señor, // mujer por un
vividor.
Ardiente admiradora // de un
novelista decadente, // ser pensante y escribiente, // de algún versal autora,
// aunque ya no estén de moda.
Conversadora brillante de
cóctel de 7 a
9, // hoy nieva, mañana llueve, // quizás pasado truene, // envuelta en seda y
pieles.
Dama, dama… (etc).
Devoradora de esquelas, //
partos y demás dolores, // emisora de rumores, // asidua en los sepelios // de
muy negros lutos ellos.
El sábado arte y ensayo, //
el domingo en los caballos // en los palcos del real, // los tés de caridad //
jugando a remediar. Es una…
Dama, dama… (etc.).
En el mismo álbum podemos
disfrutar de otra canción donde aparece un tema recurrente en la creación de
Cecilia: la mujer amante, utilizada, abandonada y sola ante un mundo de
sentimientos confusos y encontrados, me refiero a Señor y dueño, la canción preferida de la autora, según sus propias
palabras. En estas letras se describe
ese espejismo tan común: el de considerar a la persona que amas mucho mejor de
lo que quizá sea en la realidad, la idealización de la persona querida, la
ofuscación de nuestra razón rodeada de la niebla del deseo:
Eres como la arena // que se escapa entre mis dedos, // te tengo y
no te tengo, // eres casi como un sueño.
Señor y dueño // de mi alma y de mi cuerpo.
Eres como la noche que // se funde con mi tarde // y te vas sin un
alarde, //eres mi ensueño.
Señor y dueño // de mi alma y de mi cuerpo.
Eres como la barca // que en mi puerto atraca // y al nacer la
mañana te marchas, // eres mi empeño.
Señor y dueño // de mi alma y de mi cuerpo.
Eres como la niebla // que me envuelve en tu deseo // me confunde
en su misterio, // yo fui tu leño.
Señor y dueño // de mi alma y de mi cuerpo.
Su segundo LP apareció en 1973 con el título, no demasiado
original, para que vamos a engañarnos, de Cecilia
2. La provocación aparece ya en la portada donde una fotografía de Ontañon la
mostraba simulando estar embarazada. En esta colección Cecilia nos habla de sus
temores, de sus decepciones y nos abre los rincones más íntimos para expresarse
de una forma clara y con pocas esperanzas sobre esos temas que le preocupan: la
muerte, la soledad, los sueños incumplidos e incluso, sobre España…
El primer espejismo lo encontraremos en
una canción bien escrita, con reminiscencias machadianas y que cualquier poeta
tendría en bien firmar, Andar, que,
quizá, sea la de contenido más positivo de todas. En ella, se busca el
horizonte que cada persona quiere encontrar, aunque no dé con el rumbo y se
limite a vagar sin orientación ni destino:
Aunque el camino sea estrecho, // el polvo se pegue al cuerpo, //
aunque los vientos me arrastren, // sigo mis sendas sin lastre.
Andar como un vagabundo, // sin rumbo fijo, sin meta, // a vueltas
de veleta, // al soplo del viento al azar, // el caso es andar, // el caso es
andar.
No me pertenece el paisaje, // voy sin equipaje por la noche larga,
// quiero ser peregrino por los caminos de España, // quiero ser peregrino por
los caminos de España.
No me propongo destino, // no quito puestos a nadie, // porque mi
puesto es el aire, // como el olor del buen vino.
Sabiendo que nunca es tarde, // mi pie siempre en el estribo, // y
cada paso que piso, // un paso menos que dar, // el caso es andar, // el caso
es andar.
No me pertenece el paisaje, // voy sin equipaje por la noche larga,
// quiero ser peregrino por los caminos de España, // quiero ser peregrino por
los caminos de España.
No dejo rastro ni huella, // por no ser ni soy recuerdo, yo paso
haciendo silencio // sin ser esclavo del tiempo.
Por límite el horizonte // y por frontera la mar, // por no tener
ni tengo norte // y no sé lo que es llegar, // el caso es andar, el caso es
andar.
No me pertenece el paisaje, // voy sin equipaje por la noche
larga, // quiero ser peregrino por los caminos de España, // quiero ser
peregrino por los caminos de España.
Perteneciente al mismo álbum nos dejó Canción de amor, cuyo título parece una
ironía pues más bien habla de todo lo contrario, reapareciendo el tema de la
mujer enamorada que espera…
Espero tu paso en mi escalera, // de siete a nueve, detrás de mi
puerta, // tu paso firme peldaño a peldaño, // a veces deprisa, a veces despacio.
Quiero tu sombra junto a mi sombra, // tu peso tibio sobre mi
almohada, // decir en silencio, decir sin palabras, // tu boca dulce, mi boca
amarga.
He visto llegar el alba, // he visto nacer el sol // en esta
penumbra larga // de mi habitación.
Siento tu mano sobre mi cara, // palmo a palmo sobre mi piel, //
entre mi pelo deshilachado, // desde mis ojos hasta mis pies.
Tuve tu cuerpo junto a mi cuerpo, // mi cuerpo incierto, el tuyo
fugaz. // Quise llevarte en mis pobres venas, // tenerte en mi sangre cuando te
vas.
He visto llegar el alba… (etc.)
Pero el tema más polémico y que le causó
más preocupaciones fue Un millón de
sueños…, puesto que la censura española consideraba que era un alegato
contra la Guerra Civil Española y el TOP (Tribunal de Orden Público franquista)
consideró que airear esa cifra, de muertos, que curiosamente coincidía con la
utilizada por Gironella en su novela editada ese mismo año, era algo peligroso
para el régimen, por lo que fue conducida ante la policía y, Cecilia, intentado
salir de tal apuro, aseguró que para nada se refería a la guerra española, sino
a la Guerra de los Seis Dias de la que fue espectadora vivencial al coincidir
con su estancia en Jordania donde su padre era embajador por entonces… Vosotros
juzgaréis… Sin embargo, yo pienso que aquí los espejismos se han vuelto
fantasmas…
Ahora vivo a costa // de un millón de muertos, // (un millón de
tumbas, // un millón de espectros).
Ahora vivo a costa // de un millón de cuerpos, // (un millón de
sombras, // un millón de sueños).
¡Cuánta tumba! Ya no hay tierra // para cavar en ella, // para
dejar sin nombre tanto hombre. // ¿Cuántos nombres en la historia // son dueños
de las glorias...? // ¿Cuántos hombres cuestan las victorias...?
Ahora vivo a costa… (etc.)
¡Cuánta sangre se ha perdido! // ¡Cuánto honor herido // en estas
guerras crueles sin laureles! // ¡Cuánta hambre se ha pasado! // Hambre por
cada lado, // hambre de paz, hambre de hombre honrado.
Ahora vivo a costa… (etc.)
¡Cuántas lágrimas lloradas // para lavar las llagas! // ¡Para
olvidar los muertos con el tiempo! // ¡Cuántos ojos, cuántas caras! // ¡Cuántas
vidas cortadas! // ¡Cuántas ilusiones enterradas!
Ahora vivo a costa… (etc,)
El éxito más rotundo lo consiguió con su tercer álbum: Un ramito de violetas, y no sólo por la
canción que le da título, la cual está repleta de ternura y amor, donde un
hombre enamorado, pero nada hábil para demostrarlo cara a cara, es capaz de mantener
vivo el espejismo de su esposa en forma de ilusión y de ganas vivir, creándole
la fantasía de un amante anónimo y oculto que le hace sentirse todavía joven y
atractiva. Esta canción fue primero un cuento escrito por la misma Evangelina
(Cecilia) en su adolescencia, pero que luego convirtió en un tema intemporal y
poético:
Era feliz en su matrimonio // aunque su marido era el mismo
demonio, // tenía el hombre un poco de mal genio // y ella se quejaba de que
nunca fue tierno. // Desde hace ya más de tres años // recibe cartas de un
extraño, // cartas llenas de poesía // que le han devuelto la alegría.
Quién la escribía versos dime quien era // quién la mandaba flores
por primavera, // quién cada nueve de noviembre, // como siempre sin tarjeta,
// la mandaba un ramito de violetas.
A veces sueña y se imagina // cómo será aquel que tanto la estima,
// sería un hombre más fiel de pelo cano, // sonrisa abierta y ternura en las
manos. // No sabe quien sufre en silencio, // quien puede ser su amor secreto
// y vive así de día en día // con la ilusión de ser querida.
Quien la escribía versos dime era… (etc.)
Y cada tarde al volver su esposo // cansado del trabajo la mira de
reojo, // no dice nada porque lo sabe todo, // sabe que es feliz, así de
cualquier modo, // porque él es quién le escribe versos, // él, su amante, su
amor secreto, // y ella que no sabe nada, // mira a su marido y luego calla.
Quien la escribía versos dime quien era… (etc.)
Pero este álbum es mucho más. Aparte de
recordarnos en algunos momentos a Machado, en otros incluso parece evocar
algunos ecos becquerianos, pero, sobre todo, nos habla de las cosas comunes y
populares de la España tradicional y sobre las cosas de siempre: el cura
cargado de pequeños vicios en Don Roque,
el montaje pseudo religioso-festivo-folklórico de La primera comunión, el recuerdo de la ciudad española por
excelencia en Sevilla, o el tema
redundante de la cantautora, el amor perdido, el amor ausente, en Nuestro cuarto o Tu retrato. Pero sobre todo queda ese himno que dedica a su tierra
y a la libertad, en un año, 1975, en el que agonizaba un periodo oscuro de la
historia de esta tierra tan acostumbrada a oscuridades, pero tan llena de luces
y colores… y de esperanzas… Es el espejismo que hemos hecho nuestro, es nuestra
marca de raza y nuestra identidad. Así lo dejó de claro Cecilia en Mi querida España:
Mi querida España, // esta España mía, // esta España nuestra. //
De tu santa siesta // ahora te despiertan // versos de poetas. // ¿Dónde están
tus ojos?, // ¿dónde están tus manos?, // ¿dónde tu cabeza? // Mi querida
España, // esta España mía, // esta España nuestra.
Mi querida España, // esta España mía, // esta España nuestra. //
De las aras quietas, // de las vendas negras // sobre carne abierta. // ¿Quién
pasó tu hambre?, // ¿quién bebió tu sangre // cuando estabas seca? // Mi
querida España, // esta España mía, // esta España nuestra.
Mi querida España, // esta España mía, // esta España nuestra. //
Pueblo de palabra // y de piel amarga, dulce tu promesa. // Quiero ser tu
tierra, quiero ser tu hierba // cuando yo me muera. // Mi querida España, //
esta España mía, // esta España nuestra.
E
Ese mismo año fue seleccionada por
Televisión
Española para representar a España en el Festival de la OTI (Organización de
Televisión Iberoamericana) y ella, a pesar de ser contraria a ese tipo de
eventos, aceptó sin mucho entusiasmo y compuso para ello la canción titulada Amor de media noche, trabajo del que
nunca se sintió satisfecha, pues consideraba que estaba demasiado recargado de
tópicos y lugares comunes de un romanticismo un poco trasnochado, pero
realmente nos sirve para comprobar el descubrimiento de la cruda realidad
cuando termina una relación sentimental en la que una de las partes, la mujer,
en este caso, no ha recibido lo mismo que ha dado y donde de nuevo aparece el
tema de la mujer objeto y del hombre que no da amor, simplemente lo usa…
volvemos al mismo espejismo…:
Me has mirado como quien mira el mar, // como un lujo que debes
conservar, // yo no quiero ser tu sombra en un rincón, // la muñeca que no
tiene opinión.
Has comprado el silencio de mi voz // con amor que al fin no es
más que amor, // yo no soy la marioneta de cartón, // el juguete que baila en
tu guiñol.
Adiós amor de medianoche, // hoy mi voz quiere gritar, // abre tu
puerta y déjame volar, // volar en libertad.
Quiero romper mis viejos lazos, // quiero ser mía y nada más, //
quiero dejar lo que me has dado // y no mirar atrás.
Te regalo las horas que viví // entre cuatro paredes junto a ti,
// quédate con mis recuerdos, // yo me voy, aun más lejos // pues ya lejos
estoy.
Adiós amor de medianoche, // hoy mi voz quiere gritar, // abre tu
puerta y déjame volar, // volar en libertad.
Con este mismo título, grabó su último LP que, como algo
premonitorio, consistía en una recopilación de sus mejores canciones, pues poco
después, el 2 de agosto de 1976, volviendo de una de sus actuaciones en
Galicia, encontró la muerte en un desafortunado accidente de coche al cruzar la
localidad zamorana de Colina de Trasmonte. Junto con ella también falleció el
batería de su grupo, Carlos de la Iglesia. Todavía, entes de morir, salió un
sencillo con las canciones Tú y yo y Una guerra, y un mes después del suceso,
otro con El viaje y Lluvia. Sin embargo, cuando en 1996
surgió a la luz un doble álbum con sus canciones interpretadas por diversos
cantantes como Miguel Bosé, Ana Belén, Merche Corico, Julio Iglesias, Manolo
Tena y un largo etcétera, apareció una canción inédita de Cecilia, cantada por
ella y con sólo una guitarra de acompañamiento, cuyo título, Desde que tú te has ido, no podía ser más adecuado para recordar a esta
mujer que, en sólo seis años, supo ganarse el corazón de los españoles que,
como ella, sabían que los espejismos alguna vez se vuelven realidad…
Desde que tú te has ido, // desde que te has marchado, // mis
manos tienen frío // por no tener tus manos.
Desde que tú te has ido, // desde que me has dejado, // yo sólo
soy la sombra // de aquella que has amado.
Y en mi jardín pequeño // de sueños y esperanzas, // hay un rumor
a invierno amor, sin ti no tengo nada. // Hay un rumor a invierno amor, // sin
ti no tengo nada.
Desde que tú te has ido, // desde que me he quedado // en esta casa
nuestra, // es que me falta algo.
No sé si es el aire, // no sé si es la luz, // pero cuando miro,
amor, // sé que me faltas tú. // Pero cuando miro, amor, // sé que me faltas
tú.
Si de tus labios tiernos // bebí todo mi canto, // ahora y en
silencio, amor, // quiero llorar mi llanto. // Ahora y en silencio, amor, //
quiero llorar mi llanto.
Eugenia(martes, 26. junio 2012 21:25)
ResponderEliminarGracias por dejarme soñar en otros tiempos.Me ha encantado este trabajo.